Quien más o quien menos, ya no hay nadie que no haya oído hablar del ácido hialurónico. Solo hay que coger casi cualquier producto cosmético y leer su composición. Casi siempre aparece entre los ingredientes activos. Sus aplicaciones son innumerables y cada vez se descubren más y más, pero todas parten de la misma base. La excelente capacidad de este compuesto para retener agua y, por tanto, mejorar la hidratación. Ese es su principal beneficio y de ahí derivan la mayoría de sus utilidades en estética profesional: rejuvenecimiento cutáneo, preparación de la piel, mejora de la textura, relleno de arrugas y líneas de expresión, aumento de labios y del volumen facial, corrección de depresiones, tratamiento de ojeras, reducción de cicatrices… Sin embargo, lo primero que hay que saber es que no solo hay una forma de ácido hialurónico y que no todas sirven para los mismo. Fundamental saber distinguirlas.
¿Qué es el ácido hialurónico no reticulado?
Este tipo se utiliza comúnmente en productos de cuidado de la piel, cosméticos y tratamientos estéticos debido a su capacidad para retener grandes cantidades de agua. Cuando se aplica de forma tópica en la piel, el ácido hialurónico no reticulado actúa como un potente humectante. Atrae y retiene la humedad en la piel y ayuda a mantenerla hidratada, suave y flexible.
Además de su uso tópico, el ácido hialurónico no reticulado también se utiliza en procedimientos de rejuvenecimiento facial no invasivos con dermapen. El objetivo no es otro que hacerlo penetrar en las capas superficiales de la piel para mejorar su hidratación, elasticidad y apariencia general. Por el contrario, no se suele emplear para rellenar arrugas profundas o aumentar el volumen facial, como lo haría el ácido hialurónico reticulado.
¿Qué es el ácido hialurónico reticulado?
Por su parte, el reticulado es una forma modificada de ácido hialurónico que ha sido procesada para formar una estructura tridimensional, en contraposición a la estructura lineal del no reticulado. Esta modificación se logra mediante un proceso llamado reticulación, que implica la unión de las cadenas de ácido hialurónico mediante enlaces químicos para crear una estructura más densa, viscosa y resistente.
Debido a esta estructura tridimensional, el ácido hialurónico reticulado tiene propiedades físicas diferentes en comparación con su forma no reticulada. Por lo general, el ácido hialurónico reticulado tiene una mayor viscosidad y consistencia gelatinosa, lo que lo hace más adecuado para su uso en procedimientos estéticos que requieren rellenos dérmicos y aumento de volumen facial.
Diferencias entre ácido hialurónico reticulado y no reticulado
#1. Estructura molecular: La principal diferencia entre ambos tipos de ácido hialurónico tiene que ver con su estructura. Mientras que en el no reticulado es plana y lineal, en el reticulado es tridimensional. Así de sencillo y de esta característica esencial derivan el resto de las distinciones como viscosidad, consistencia, duración y, por supuesto, beneficios en estética.
#2. Viscosidad: Solo hay que mírarlo detenidamente para darse cuenta. El ácido hialurónico reticulado suele tener una viscosidad mayor que el no reticulado. Más denso y a la vez flexible lo que lo hace mucho más adecuado para rellenar áreas más profundas de la piel y proporcionar volumen. Sin embargo, antes de llegar a sus aplicaciones conviene conocer más de cada tipo.
#3. Consistencia: No solo es cuestión de su apariencia visual. El reticulado tiene una consistencia más espesa y forma un gel más cohesivo. Esto tiene grandes ventajas… Mayor densidad y firmeza frente al no reticulado que es más fluido y menos viscoso. Por tanto, también menos denso y más fácil de distribuir en determinadas aplicaciones superficiales. Hay mucho más…
#4. Duración: No acaban ahí las diferencias porque el ácido hialurónico reticulado tiende a durar más tiempo en comparación con el no reticulado. Algo que fundamentalmente se debe a que su estructura tridimensional proporciona mayor estabilidad y resistencia a la degradación provocada por las enzimas que lo descomponen por la propia acción de metabolismo celular.
#5. Metabolismo: Como consecuencia de todo lo anterior, el ácido hialurónico reticulado se degrada más lentamente en el organismo debido a su estructura más estable. Por tanto, da como resultado una mayor duración de sus beneficios. Por el contrario, el no reticulado se metaboliza más rápidamente, y requiere de aplicaciones más frecuentes para mantener los efectos deseados.
#6. Aplicaciones: Así, como es de imaginar por sus propias características, cada tipo de ácido hialurónico tiene diferentes aplicaciones en cosmética y estética. Mientras el no reticulado se utiliza para hidratar, rejuvenecer y dar luminosidad a la piel, el reticulado va un paso más allá. Además, sirve para rellenar arrugas y líneas de expresión, aumentar el volumen en zonas como labios y manos, mejorar la definición de ciertas áreas faciales como pómulos y mentón o reducir las ojeras.
Todo debido a que la principal diferencia entre ambos radica en la estructura molecular y, por tanto, en la viscosidad del ácido hialurónico. Algo que, sin duda, afecta no solo a sus utilidades en procedimientos estéticos sino también a la duración de sus efectos. Tanto uno como otro tienen sus propias ventajas y siempre deben ser seleccionados en función de las necesidades específicas de cada persona y del resultado deseado por un profesional de estética cualificado. En Cosméticos Foráneos ya están disponibles tanto ácido hialurónico no reticulado como reticulado para su aplicación con dermapen. A partir de ahora todos los salones podrán ampliar su gama de servicios ofreciendo a sus clientas el producto estrella en cuidado de la piel. Así podrán dar respuesta a algunas de las principales preocupaciones estéticas de sus clientes.
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