¿Debe doler la maderoterapia? (y otras sensaciones que sí debería producir)

Salud, belleza y bienestar desde un doble enfoque: mental y físico. De alto impacto y efectos visibles tras las primeras sesiones, no solo activa la renovación celular, reafirma y tonifica el cuerpo y modela el contorno corporal, sino que, además, ayuda a reducir los niveles de estrés y resulta beneficiosa para combatir diferentes molestias de origen muscular como el de espalda o cuello.

Al igual que con cualquier técnica de masaje, algunas personas pueden experimentar sensaciones de incomodidad o incluso dolor leve durante el tratamiento, especialmente si se aplican presiones intensas o si se trabaja en áreas del cuerpo que son más sensibles. Sin embargo, y en términos generales, no debería ser dolorosa si se realiza correctamente por un profesional que conozca la técnica a la perfección. De este modo, si se experimenta un dolor significativo durante el tratamiento, es importante comunicárselo al masajista para que pueda ajustar tanto la intensidad como la técnica del masaje según las necesidades de cada persona.

Sensaciones físicas que produce la maderoterapia

Cada cuerpo es un mundo y no todos responden de la misma forma. Por eso hay que saber las sensaciones que produce en la mayoría de los casos y que se consideran normales.

#1. Calor: Sin duda una de las sensaciones más características de la maderoterapia. Todo el que ha probado lo ha sentido, en mayor o menor medida y es normal. Aumento de la temperatura corporal por diferentes motivos. El primero es por la propia fricción generada sobre la piel por las herramientas de madera. Aquello de que la energía no se crea ni se destruye, sino que solo se transforma. En este caso lo hace en calor que además se ve reforzado por la aplicación de aceites esenciales o cremas de masaje que lo transmiten con mayor facilidad. También por los propios efectos del masaje a través de la estimulación de la circulación sanguínea y como mecanismo de respuesta del propio cuerpo. Lo importante es que este calor debe ser reconfortante y relajante.

#2. Relajación profunda: Calor y mucho más porque, durante las sesiones de maderoterapia, los movimientos rítmicos y suaves de la madera sobre la piel puede inducir esta sensación de inmenso bienestar. Además, esta relajación puede ser tanto física como mental. De gran ayuda para aliviar el estrés y la tensión acumulada tanto en el cuerpo como también en la mente. Desconexión.

 #3. Presión: Esencial, pero no es constante ni siempre la misma porque suele depender de varios factores. Puede ir desde movimientos suaves y ligeros hasta presiones más firmes y constantes para trabajar áreas más específicas. La ventaja es que la presión se puede controlar y adaptar a las necesidades y preferencias de cada cliente. Menos intensa es perfecta, por ejemplo, para relajar el cuerpo y la mente mientras que más profunda permite combatir la celulitis movilizando las grasas. Además de los gustos de cada cliente varía dependiendo de las capas de tejido que se quieran trabajar. Desde la superficie de la piel hasta las capas más profundas de los músculos, los masajistas pueden regular la presión para llegar a las áreas específicas que necesitan atención.

#4. Otros movimientos: No es solo una cuestión de presión. La maderoterapia para que sea efectiva combina otros muchos tipos de movimientos. Va más allá… con deslizamientos, fricciones, amasamientos, otros que generan efecto de vacío o suaves golpeteos. Esta combinación es lo que hace aumentar la versatilidad, la eficacia del tratamiento y, sobre todo, mejorar la experiencia.

#5. Estimulación y bienestar corporal: Precisamente los movimientos propios de la maderoterapia suelen estimular los receptores sensoriales de la piel, lo que puede provocar una sensación muy agradable que permite mejorar la circulación sanguínea y linfática, ayudando a desintoxicar y revitalizar la piel y los tejidos subyacentes. Salud, belleza y bienestar.

#6. Alivio y/o sensibilidad: Para aquellos que experimentan molestias musculares o tensiones, la maderoterapia puede proporcionar un alivio significativo. Los movimientos de masaje pueden ayudar a relajar los músculos tensos y liberar áreas de tensión, lo que resulta en una sensación de alivio y bienestar. Por otro lado, también es posible que se experimente sensibilidad durante el tratamiento que puede manifestarse como una ligera incomodidad o incluso como un dolor agudo, que puede indicar la presencia de áreas problemáticas que requieren atención especial. Además, suele ser la señal de que algo no está yendo del todo bien.

Sensaciones emocionales de la maderoterapia

Y no solo eso… Además, la maderoterapia no solo afecta al cuerpo físico, sino que también puede tener un impacto significativo en el bienestar mental y emocional. Algunas sensaciones mentales comunes más asociadas con esta técnica milenaria pueden ser las siguientes. En primer lugar, y como consecuencia de las anteriores, una relajación profunda. A medida que los músculos se relajan y la tensión se libera, la mente también tiende a hacerlo dando lugar a calma y serenidad. También mejora el estado de ánimo en general ya que contribuye a la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores. Sentimientos de felicidad y bienestar. Por otro lado, permite tener una mayor conciencia corporal siendo más consciente de los cambios en el propio cuerpo. Promueve la unidad y el equilibrio ayudando a conectar mente y cuerpo. Y, por supuesto, renueva la energía.

Entonces, ¿debe doler la maderoterapia?

Por todos estos motivos, después de una sesión de maderoterapia, lo normal es que la mayoría de las personas experimenten una sensación general de bienestar y también de renovación de la energía. Este estado físico y de ánimo persiste incluso después del tratamiento, brindando una sensación duradera de relajación y vitalidad. Calor, relajación, presión placentera, movimiento, estimulación, alivio… pero del dolor, como tal, no debería haber rastro.

En este sentido hay dos percepciones o tendencias. Por un lado, están los profesionales que aseguran que el dolor es uno de los síntomas visibles de que el tratamiento está funcionando, pero por el otro existe una segunda línea que opina todo lo contrario y procura conseguir en sus tratamientos de maderoterapia esta doble vertiente: bienestar tanto físico como mental. La sensación puede parecer extraña y única al principio porque se están usando herramientas de madera a las que no se está acostumbrado en lugar de las manos.

¿Por qué la maderoterapia no debería de doler? La explicación de Laura Casado

La buena práctica de la maderoterapia cumple un papel fundamental en el aumento a corto y largo plazo de la mejora metabólica en la combustión de grasas y líquidos retenidos de la piel. Razón por la que es esencial el trabajo común y en armonía con todo el sistema conjuntivo de la piel y los músculos. Si bien el masaje suave es totalmente ineficaz, hay que evitar absolutamente el exceso en la presión o generar equimosis o hematomas en la zona, porque lejos de mejorar el proceso metabólico lo estamos entorpeciendo, creando una exudación celular mayor, inflamación del tejido, rotura de la microcirculación y formación de tejido fibroso.

Si el problema principal se crea por una ineficiente microcirculación en la zona, romperla o perjudicarla nunca será la solución al problema, por tanto un buen profesional debe de conocer el metabolismo interno del tejido con el que trabaja y desde la perspectiva de colaboración o ayuda al sistema conjuntivo con el que trabajamos, los resultados serán muy satisfactorios, no solamente para mejorar los aspectos estéticos y la apariencia de la piel, sino para favorecer la salud de la piel y por tanto de nuestro cliente.

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